Del edificio solemne, lujoso, distanciado y excluyente, al diseño cercano y amigable con el usuario, e incluyente.
De la arquitectura del consumo y depredadora de recursos naturales al diseño consciente, equilibrado y respetuoso con el ambiente.
Del valor estético que desarrolla “objetos para ver”, al sentido de belleza como expresión de valores del ser; laudable y placentera (sentido aristotélico) que genera valor apreciativo por los valores que representa y placer en el término de inspiración y estimulación integral.
Del edificio enclave u objeto estético a la construcción de Sociabilización desde la arquitectura; sociabilización basada en valores culturales compartidos para construir una ciudad con resonancia emocional colectiva y reconocimiento a la memoria del lugar.
De la concepción de ciudad como emplazamiento, al reconocimiento de la ciudad como el espacio de bienestar y base fundamental de la calidad de vida y desarrollo intelectual y creativo de sus habitantes; esto es, del diseño de la distracción al diseño de la inspiración.
Del proyecto con conciencia financiera limitada a la proyectación de arquitectura rentable y responsable con sus inversionistas.
De la repetición de modelos netamente rentables a la generación de valor económico basado en la innovación y en la comprensión de los nuevos mercados: de hacer diseños a generar ideas con valor añadido.
De la medición de rentabilidad solo basada en variables financieras a la comprensión de la riqueza y la productividad basada en los valores generados de forma integral y desarrollo de todas las partes involucradas.